Al primer círculo del infierno, el de los débiles, condenados a flotar eternamente en la nada de sus apagadas almas, llegaron los dirigentes de clubes que no tienen peso. Son los que con el grabador apagado dicen que no pueden ser ellos los que se opongan, que serían despedazados por el poder del señor de sus vidas.
Al segundo círculo entraron los que traicionan al fútbol del interior. Los esperaba una cena en Puerto Madero, que para ellos funcionó como la manzana de Adan, y la rotamunda rotación de viajes. En esta zona del infierno, el castigo es la intrascendencia: la sacan barata.
En el tercero, ya chamuscados, los que lo propusieron esta vez dicen que los de River fueron sentenciados hace rato junto al paquete del Locarno y los grupos inversores. El castigo es conocer de antemano el juicio de la sociedad.
Fuego intenso en el siguiente círculo: el de los alcahuetes. Los cruzados que catequizan sobre la conveniencia de tenerlo siempre. Los que votarán por ponerle el nombre de Grondona al primer torneo que se juegue sin él como conductor. Los contribuyentes de la estatua que le harán algún día para que los pájaros y los jóvenes en primavera sepan dónde cumplir con sus necesidades.
Luego hay un lugar para Boca. Macri no tenía ni con quién enviar la carta. El se queda en el purgatorio, pero los otros no fueron capaces de ir al cabo de la imaginable discusión. El orador Pompilio, de memorables palabras dedicadas al prohombre en una cena en Ezeiza, habrá pensado o dicho ante Macri: lo tuyo fenómeno, pero yo tengo que seguir, verlo, explicarle. Yo no voy, que vaya otro. A diferencia de Independiente y Vélez, de Boca no se supo o no se dijo nada.
Al sexto lo dejaron vacío. Ahí van los medios periodísticos que marcan las pautas a seguir. Los que creen que si ellos no informan, las noticias no existen y, por lo tanto, Grondona no está acusado de nada. El paraguas, que un día tendrá que ser un pararrayos, funciona y su abandono de la ética, sus intereses espurios, sus códigos mafiosos se quemarán con la misma intensidad que un payaso se incendió esta semana ante las cámaras de televisión. Algún canal de los que se alimenta con lo que hacen los otros ya negoció no poner esa parte, la de callate payaso mediático, como un tardío intento de no echar más leña al fuego. Esos simpáticos de la tele también van a este mismo círculo. El séptimo es para testaferros, compinches, escribanos y abogados cómplices. Esos van al mismo fuego del que los protege, orienta y educa.Van con él, a caminar sobre las brasas del fuego que quieren apagar con sus propios pies de grandes simuladores.
El Dante se adelantó 700 años. Aquella obra que describía la sociedad de su tiempo no ha perdido actualidad. Sólo faltaría una buena historia de amor. Pero esta gente sólo ama el poder. Uno lo tiene y los demás atan sus sogas a él. No hay Paolos ni Francescas. Falta un romance, es cierto. Pero qué personajes se perdió por no saber a dónde irían a parar aquellos juegos frente al Palazzo de la Signoria de Florencia que anticiparon el fútbol. Qué capítulo de su comedia se perdió este viernes cuando los pecadores subían los escalones de un edificio de la calle Viamonte para dibujar con la cuidada caligrafía de sus votos un mundo de mascarada.
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