Los Juegos Panamericanos es el evento multideportivo más importante del continente americano. Entre el 13 y 29 de julio, la ciudad brasileña de Río de Janeiro acogerá por primera vez este evento. A menos de 100 días de su comienzo, es una buena oportunidad para repasar lo que fue la historia de este acontecimiento que cada vez se van consolidando más y están adquiriendo cada vez más importancia a lo largo de toda América.
Aunque los Juegos tuvieron su primera edición en 1951, la idea de organizar un evento que reúna a los mejores deportistas continentales nació en 1932, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. En esta reunión en la que estuvieron presentes los representes de los comités olímpicos de la región, se creó la Conferencia Panamericana, que años más tarde se convirtió en la actual Organización Deportiva Panamericana (ODEPA). En esa ocasión, se comenzó a hablarse seriamente de la posibilidad de crear un evento polideportivo.
Con motivo de la Exposición Panamericana de Dallas en 1937, se realizó una prueba piloto con algunos deportes, entre los que se incluía el atletismo, el boxeo y la lucha libre.
Ante el éxito de lo ocurrido en Estados Unidos, en 1940 se decidió darle rienda suelta al plan charlado en Los Ángeles y se estipuló que en 1942 Buenos Aires sea la ciudad que iba a recibir la edición inaugural de los Juegos Panamericanos. Pero su realización se canceló a raíz de que el gobierno estadounidense decidió ingresar a la Segunda Guerra Mundial a causa del ataque japonés a Pearl Harbor.
Durante el período de que duró la Gran Guerra, el proyecto de los Juegos Panamericanos quedó archivando en algún oscuro cajón juntando polvo. En 1948, la Confederación Panamericana volvió a reunirse y, además de reelegir a estadounidense Avery Brundage como presidente, se confirmó que la capital argentina iba a tener a los Juegos Panamericanos.
Esta fue una gran noticia para el gobierno de Juan Domingo Perón, ya que, al igual que el año anterior con el mundial de básquet, era una excelente oportunidad para mostrar cuales eran los logros del peronismo. Si se observan las imágenes de la Ceremonia de Apertura en la cancha de Racing o de la Ceremonia de Clausura en River Plate, en todo momento parecía que era un acto proselitista y no la inauguración o el cierre de un suceso deportivo.
Más allá de la excesiva carga de emblemas justicialistas que decoraron todas las sedes, el Estado Nacional brindó mucho apoyo al evento con la construcción de nuevos estadios, como la cancha de Racing o el circuito KDT en Palermo y obras que todavía perduran como el aeropuerto internacional de Ezeiza. Fue tal el apoyo que el gobierno les dio a los deportistas argentinos que algunos que no coincidían con los ideales del peronismo reconocieron la gran labor de Perón.
Uno de ellos fue Enrique Morea, ex tenista y actual presidente de la Asociación Argentina, que en el diario La Nación expreso que “Para la concreción de los Juegos Panamericanos creo que resultó muy importante lo que hizo el presidente Juan Domingo Perón, que fue el gran promotor del deporte en su época. Un hombre que se ocupaba mucho de los deportistas y les daba gran impulso. Ojalá muchos políticos hicieran hoy lo que en esos años hizo el General Perón”.
Al margen de las implicancias políticas, en lo exclusivamente deportivo, Argentina finalizó por primera y única vez hasta el momento en lo más alto de la tabla de medallas con 68 preseas de oro, 47 de plata y 39 de bronce. En total fueron 154 medallas.
Como era tradición en esa época, el boxeo fue el deporte que más premios cosechó con un total de 8 medallas doradas en las 8 categorías que se disputaron en el mítico Luna Park. Los campeones fueron Alberto Barenghi, Ricardo González, Francisco Nuñez, Oscar Gallardo, Oscar Pita, Ubaldo Pereyra, Reynado Ansaloni y Jorgue Vertone. A pesar de la buena actuación de los púgiles nacionales, después ninguno tuvo una carrera exitosa a nivel profesional.
Con un joven equipo dirigido por Guillermo Stábile, la selección nacional de fútbol se alzó con holgura con el título panamericano. El tenis también tuvo una destacada actuación con las grandes figuras de la época como Morea, Alejo Russel, campeón y subcampeón, respectivamente, del single masculino, y la injustamente olvidada Mary Theran de Weiss, campeona en el single y en el doble femenino junto con Feliza P. de Zappa y subió al podio en el doble mixto.
Como indica la tradición, en el polo el lugar más alto del podio quedó para Argentina. La base de la selección nacional estaba compuesta por jugadores de Venado Tuerto, uno de los conjuntos que hizo historia en el Abierto de Palermo.
Otras de las atracciones fueron Delfo Cabrera, campeón olímpico de maratón en Londres 1948, y que ante una multitud que lo aplaudió de pie en el Monumental de Nuñez ganó el oro panamericano. Los campeones mundiales de tiro Pablo Magnasco y Enrique Díaz Sáenz Valiente, más Pablo Grossa, aportaron su granito dorado a la misión nacional. El básquetbol no pudo repetir la hazaña de 1950 y se conformó con la plata luego de caer con Estados Unidos en la final. Por último, la natación y el ciclismo también hicieron figurar la bandera celeste y blanca en lo más alto.
En un multitudinario acto en la cancha de River, Eva Perón despidió a las delegaciones. Una vez finalizado el acto, Argentina tuvo que esperar 44 años para volver a recibir a los Juegos Panamericanos, cuando Mar del Plata los acogió en 1995.
Aunque los Juegos tuvieron su primera edición en 1951, la idea de organizar un evento que reúna a los mejores deportistas continentales nació en 1932, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. En esta reunión en la que estuvieron presentes los representes de los comités olímpicos de la región, se creó la Conferencia Panamericana, que años más tarde se convirtió en la actual Organización Deportiva Panamericana (ODEPA). En esa ocasión, se comenzó a hablarse seriamente de la posibilidad de crear un evento polideportivo.
Con motivo de la Exposición Panamericana de Dallas en 1937, se realizó una prueba piloto con algunos deportes, entre los que se incluía el atletismo, el boxeo y la lucha libre.
Ante el éxito de lo ocurrido en Estados Unidos, en 1940 se decidió darle rienda suelta al plan charlado en Los Ángeles y se estipuló que en 1942 Buenos Aires sea la ciudad que iba a recibir la edición inaugural de los Juegos Panamericanos. Pero su realización se canceló a raíz de que el gobierno estadounidense decidió ingresar a la Segunda Guerra Mundial a causa del ataque japonés a Pearl Harbor.
Durante el período de que duró la Gran Guerra, el proyecto de los Juegos Panamericanos quedó archivando en algún oscuro cajón juntando polvo. En 1948, la Confederación Panamericana volvió a reunirse y, además de reelegir a estadounidense Avery Brundage como presidente, se confirmó que la capital argentina iba a tener a los Juegos Panamericanos.
Esta fue una gran noticia para el gobierno de Juan Domingo Perón, ya que, al igual que el año anterior con el mundial de básquet, era una excelente oportunidad para mostrar cuales eran los logros del peronismo. Si se observan las imágenes de la Ceremonia de Apertura en la cancha de Racing o de la Ceremonia de Clausura en River Plate, en todo momento parecía que era un acto proselitista y no la inauguración o el cierre de un suceso deportivo.
Más allá de la excesiva carga de emblemas justicialistas que decoraron todas las sedes, el Estado Nacional brindó mucho apoyo al evento con la construcción de nuevos estadios, como la cancha de Racing o el circuito KDT en Palermo y obras que todavía perduran como el aeropuerto internacional de Ezeiza. Fue tal el apoyo que el gobierno les dio a los deportistas argentinos que algunos que no coincidían con los ideales del peronismo reconocieron la gran labor de Perón.
Uno de ellos fue Enrique Morea, ex tenista y actual presidente de la Asociación Argentina, que en el diario La Nación expreso que “Para la concreción de los Juegos Panamericanos creo que resultó muy importante lo que hizo el presidente Juan Domingo Perón, que fue el gran promotor del deporte en su época. Un hombre que se ocupaba mucho de los deportistas y les daba gran impulso. Ojalá muchos políticos hicieran hoy lo que en esos años hizo el General Perón”.
Al margen de las implicancias políticas, en lo exclusivamente deportivo, Argentina finalizó por primera y única vez hasta el momento en lo más alto de la tabla de medallas con 68 preseas de oro, 47 de plata y 39 de bronce. En total fueron 154 medallas.
Como era tradición en esa época, el boxeo fue el deporte que más premios cosechó con un total de 8 medallas doradas en las 8 categorías que se disputaron en el mítico Luna Park. Los campeones fueron Alberto Barenghi, Ricardo González, Francisco Nuñez, Oscar Gallardo, Oscar Pita, Ubaldo Pereyra, Reynado Ansaloni y Jorgue Vertone. A pesar de la buena actuación de los púgiles nacionales, después ninguno tuvo una carrera exitosa a nivel profesional.
Con un joven equipo dirigido por Guillermo Stábile, la selección nacional de fútbol se alzó con holgura con el título panamericano. El tenis también tuvo una destacada actuación con las grandes figuras de la época como Morea, Alejo Russel, campeón y subcampeón, respectivamente, del single masculino, y la injustamente olvidada Mary Theran de Weiss, campeona en el single y en el doble femenino junto con Feliza P. de Zappa y subió al podio en el doble mixto.
Como indica la tradición, en el polo el lugar más alto del podio quedó para Argentina. La base de la selección nacional estaba compuesta por jugadores de Venado Tuerto, uno de los conjuntos que hizo historia en el Abierto de Palermo.
Otras de las atracciones fueron Delfo Cabrera, campeón olímpico de maratón en Londres 1948, y que ante una multitud que lo aplaudió de pie en el Monumental de Nuñez ganó el oro panamericano. Los campeones mundiales de tiro Pablo Magnasco y Enrique Díaz Sáenz Valiente, más Pablo Grossa, aportaron su granito dorado a la misión nacional. El básquetbol no pudo repetir la hazaña de 1950 y se conformó con la plata luego de caer con Estados Unidos en la final. Por último, la natación y el ciclismo también hicieron figurar la bandera celeste y blanca en lo más alto.
En un multitudinario acto en la cancha de River, Eva Perón despidió a las delegaciones. Una vez finalizado el acto, Argentina tuvo que esperar 44 años para volver a recibir a los Juegos Panamericanos, cuando Mar del Plata los acogió en 1995.
Imagen 1: Posters de los Juegos Panamericanos 1951.
Imagen 2: Delfo Cabrera, una de las grandes atracciones de los Juegos Panamericanos.
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