Alguna vez alguien dijo que la historia la escriben solo los que ganan. Bastante equivocado estaba este anónimo pensador exitista porque los protagonistas de los hechos en los deportes no son solo los que levantan copas, sino también de aquellos que no saben de vueltas olímpicas, porque más allá de los resultados, para ellos ser parte de algo importante como un Mundial ya es sinónimo de victoria. Este es el caso de la selección femenina, que en sus tres presentaciones mundialistas solo supo de derrotas y tan solo pudo imponerse en un partido en su última aparición, pero a pesar de estos traspiés, ellas también son una parte importante de la historia del handball nacional y por eso su andar en esta competencia también merece ser contada en la que en cada participación fueron mostrando grandes progresos.
Los Mundiales de mujeres se juegan desde 1957, pero Argentina tuvo su debut absoluto recién en 1999, cuando Noruega y Dinamarca acogieron la competencia de forma conjunta.
Después de años en el cual la Selección divagaba en los certámenes continentales sin demasiados resultados relevantes, finalmente se pudo dar el gran golpe en el Panamericano que se disputó en Buenos Aires. En un torneo en cual participaron seis equipos en un todos contra todos, el conjunto que condujo Walter Arzola terminó tercero por diferencia de gol porque había sacado la misma cantidad de puntos que Cuba, rival ante el cual consiguieron un importante empate. El título lo había ganado Brasil.
Pero más allá de esta alegría, la presencia argentina corrió peligro hasta unos meses antes por falta de fondos. En el reparto hecho por la Secretaria de Deportes, que en ese momento comandaba el ex Puma Hugo Porta, aportó dinero para los mundiales masculinos juniors y juveniles, pero las chicas quedaron afuera. Además del viaje a Europa, también peligraba su presencia en los Juegos Panamericanos de Winnipeg. Como en otras oportunidades, las jugadoras tuvieron que salir a tapar algunos agujeros y pudieron sacar a flote la situación con rifas y con una paella organizada en Luján.
Una vez solucionado el tema monetario, Argentina pudo viajar a las gélidas tierras nórdicas. Allí la Selección fue ubicada en el Grupo C, que tuvo lugar en Dinamarca, junto con Japón, Angola, Macedonia y dos de los pesados como el local y Alemania. Los resultados estuvieron dentro de la lógica y las chicas fueron superadas ampliamente en todas sus presentaciones. Los resultados de la primera campaña mundialista fueron: 34-9 ante las alemanas, 33-10 contra las macedonias, 42-5 contra las danesas, 37-13 frente a las angoleñas y 34-15 en la despedida ante las japonesas. La falta de roce internacional (no jugaron partidos amistosos ante selecciones en la preparación) se sintió dentro de la cancha, Argentina terminó su aventura en la última colocación sobre 24 participantes.
Pero más allá de fría estadística, el primer paso, que siempre es el más difícil, estaba dado y esta experiencia sirvió como aprendizaje para el futuro. Ahora habría que esperar hasta el 2003 para volver a ver a la bandera celeste y blanca flameando en una cita ecuménica.
Para la edición número 16, la Federación Internacional había designado como sede a Croacia. Hasta allí viajó un renovado plantel con sólo 3 jugadoras que estuvieron en 1999 (Florencia Am, Karina Seif y Natacha Melillo) y con varias jugadoras jóvenes que hoy son piezas fundamentales como Valentina Kogan, Magdalena Decilo, Pilar Romero y Bibiana Ferrea. Además, en el banco ya no estaba Arzola y ese lugar ahora era ocupado por Daniel Zeballos.
El 2003 fue un año especial para la Selección femenina, ya que en los Juegos Panamericanos de Santa Domingo consiguieron la medalla de plata, lo que es hasta el momento el título más importante. Las chicas no dejaron pasar la excelente oportunidad que presentaba la ausencia de Cuba y se metieron en la pelea por oro, en la cual perdieron con Brasil, pero nadie les pudo borrar la sonrisa de la cara a pesar de la caída. Esa no fue la única medalla que se colgaron, porque además se subieron al segundo escalón del podio en el Panamericano, que les dio el pasaje para Croacia.
Con las dos medallas plateadas continentales en el pecho, partieron rumbo a los Balcanes para intentar mejorar lo hecho en la participación pasada. Previa escala en Teramo, en donde perdieron ante el club local y ganaron un triangular, el equipo llegó a Zagreb para afrontar un difícil Grupo C junto con Rumania, Japón, Noruega, Ucrania y Túnez.
El debut fue ante las rumanas, que ganaron con un inapelable 43-13. Luego también vinieron las previsibles caídas ante Japón (24-16) Noruega, las subcampeonas de 2001 por (45-13), Ucrania (28-14), haciendo el mejor partido en el segundo tiempo con un parcial de 12-9, y, por último, ante Túnez, rival que a priori, era el más accesible de la zona.
Argentina se despedía otra vez de un Mundial sin conocer la victoria y mejorando la ubicación final, que esta vez fue 22, relegando a Australia y a Uruguay, respectivamente. Al margen de esto, se había dado un paso al frente porque dentro de la cancha se había mostrado una mejora en cuanto al juego y por momentos se le llegó de jugar de igual a igual a conjuntos europeos, como ocurrió con las ucranianas en el complemento. Para volver a estar en otro Mundial no hubo que esperar tanto tiempo, ya en Rusia 2005 el nombre de Argentina volvería a figurar entre los participantes.
En Brasil se organizaba el Panamericano que otorgaba 3 plazas para estar en una nueva celebración mundialista. Cuba seguía con su política de no asistir a las competencias internacionales, así que ese lugar vacante que habían dejado las cubanas lo ocuparon definitivamente las argentinas, alcanzado la tercera final consecutiva en una competencia continental. En la definición por el oro, cayeron ante las locales 24-10 (12-6). De esta forma, se sucedió otro hecho histórico, ya que Argentina asistiría por primera a dos Mundiales de manera consecutiva. Además, iba es la única vez, hasta ahora, que el representativo nacional llegaba a esta competencia en un año que no había Juegos Panamericanos.
Para llegar con horas de roce internacional, algo que había escaseado en los años anteriores, Argentina obtuvo un tercer puesto en la Copa Petrobras disputada en Brasil y que ganaron las dueñas de casa. Las chicas de Zeballos perdieron con el Valencia español, que fue el subcampeón, 25-37 y con las brasileras 26-18. La única victoria la alcanzó ante Canadá por 18-31. Ya más cerca de la época del Mundial, Teramo volvió a recibir a la Selección. El saldo que dejó el paso por Italia fueron 2 triunfos (20-32 y 20-31).
Una vez terminada la estadía italiana, el próximo destino era Rusia, más precisamente la ciudad de San Petesburgo, en donde se disputó íntegramente el Grupo D, que además de Argentina conformaban Rumania, Francia, Macedonia, Ucrania y Camerún. El plantel que había delineado el cuerpo técnico había sufrido, por distintas razones, muchas variantes con respecto al que se había presentado 2 años atrás. Las únicas que quedaron fueron Kogan, Ferrea, Decilo y Romero. El resto eran jugadoras jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas en plano internacional. También se había sumado Melisa Bok, que estuvo en 1999 pero no en el 2003.
Rumania era, nuevamente, el rival del debut en la segunda cancha del estadio Yubileyny. Esta vez fue de 31-15 (17-7) para las europeas. Luego vinieron las francesas (11-33) y le siguieron: Macedonia (32-15) y Ucrania (34-17). Para la despedida solo quedaba Camerún, un partido que cortó la sequía de derrotas.
El sábado 10 de diciembre es otra de las fechas importantes en la historia de la Selección femenina porque por fin se obtuvo la primera victoria en un Mundial. Tuvieron que sufrir bastante porque fue 21-20 (10-10). La planilla de aquel choque fue: Celeste Mena (-), Melisa Bok (-), Maricel Bueno (3), Georgina Constantino (1), Mariana Sanguinetti (-), Magdalena Decilo (4), Pilar Romero (1), Bibiana Ferrea (-), Cynthia Basile (-), Valentina Kogan (-), Lucía Fernández (-), Solange Tagliavini (-), Patricia Ces (2) y María Emilia Acosta (4).
Dentro de pocas horas comenzará una nueva aventura mundialista en la cual las chicas buscarán seguir sumando hojas a la historia de la Selección femenina y para demostrarle al Planeta Handball tiene que empezar a ser tenida en cuenta en el concierto internacional.
Después de años en el cual la Selección divagaba en los certámenes continentales sin demasiados resultados relevantes, finalmente se pudo dar el gran golpe en el Panamericano que se disputó en Buenos Aires. En un torneo en cual participaron seis equipos en un todos contra todos, el conjunto que condujo Walter Arzola terminó tercero por diferencia de gol porque había sacado la misma cantidad de puntos que Cuba, rival ante el cual consiguieron un importante empate. El título lo había ganado Brasil.
Pero más allá de esta alegría, la presencia argentina corrió peligro hasta unos meses antes por falta de fondos. En el reparto hecho por la Secretaria de Deportes, que en ese momento comandaba el ex Puma Hugo Porta, aportó dinero para los mundiales masculinos juniors y juveniles, pero las chicas quedaron afuera. Además del viaje a Europa, también peligraba su presencia en los Juegos Panamericanos de Winnipeg. Como en otras oportunidades, las jugadoras tuvieron que salir a tapar algunos agujeros y pudieron sacar a flote la situación con rifas y con una paella organizada en Luján.
Una vez solucionado el tema monetario, Argentina pudo viajar a las gélidas tierras nórdicas. Allí la Selección fue ubicada en el Grupo C, que tuvo lugar en Dinamarca, junto con Japón, Angola, Macedonia y dos de los pesados como el local y Alemania. Los resultados estuvieron dentro de la lógica y las chicas fueron superadas ampliamente en todas sus presentaciones. Los resultados de la primera campaña mundialista fueron: 34-9 ante las alemanas, 33-10 contra las macedonias, 42-5 contra las danesas, 37-13 frente a las angoleñas y 34-15 en la despedida ante las japonesas. La falta de roce internacional (no jugaron partidos amistosos ante selecciones en la preparación) se sintió dentro de la cancha, Argentina terminó su aventura en la última colocación sobre 24 participantes.
Pero más allá de fría estadística, el primer paso, que siempre es el más difícil, estaba dado y esta experiencia sirvió como aprendizaje para el futuro. Ahora habría que esperar hasta el 2003 para volver a ver a la bandera celeste y blanca flameando en una cita ecuménica.
Para la edición número 16, la Federación Internacional había designado como sede a Croacia. Hasta allí viajó un renovado plantel con sólo 3 jugadoras que estuvieron en 1999 (Florencia Am, Karina Seif y Natacha Melillo) y con varias jugadoras jóvenes que hoy son piezas fundamentales como Valentina Kogan, Magdalena Decilo, Pilar Romero y Bibiana Ferrea. Además, en el banco ya no estaba Arzola y ese lugar ahora era ocupado por Daniel Zeballos.
El 2003 fue un año especial para la Selección femenina, ya que en los Juegos Panamericanos de Santa Domingo consiguieron la medalla de plata, lo que es hasta el momento el título más importante. Las chicas no dejaron pasar la excelente oportunidad que presentaba la ausencia de Cuba y se metieron en la pelea por oro, en la cual perdieron con Brasil, pero nadie les pudo borrar la sonrisa de la cara a pesar de la caída. Esa no fue la única medalla que se colgaron, porque además se subieron al segundo escalón del podio en el Panamericano, que les dio el pasaje para Croacia.
Con las dos medallas plateadas continentales en el pecho, partieron rumbo a los Balcanes para intentar mejorar lo hecho en la participación pasada. Previa escala en Teramo, en donde perdieron ante el club local y ganaron un triangular, el equipo llegó a Zagreb para afrontar un difícil Grupo C junto con Rumania, Japón, Noruega, Ucrania y Túnez.
El debut fue ante las rumanas, que ganaron con un inapelable 43-13. Luego también vinieron las previsibles caídas ante Japón (24-16) Noruega, las subcampeonas de 2001 por (45-13), Ucrania (28-14), haciendo el mejor partido en el segundo tiempo con un parcial de 12-9, y, por último, ante Túnez, rival que a priori, era el más accesible de la zona.
Argentina se despedía otra vez de un Mundial sin conocer la victoria y mejorando la ubicación final, que esta vez fue 22, relegando a Australia y a Uruguay, respectivamente. Al margen de esto, se había dado un paso al frente porque dentro de la cancha se había mostrado una mejora en cuanto al juego y por momentos se le llegó de jugar de igual a igual a conjuntos europeos, como ocurrió con las ucranianas en el complemento. Para volver a estar en otro Mundial no hubo que esperar tanto tiempo, ya en Rusia 2005 el nombre de Argentina volvería a figurar entre los participantes.
En Brasil se organizaba el Panamericano que otorgaba 3 plazas para estar en una nueva celebración mundialista. Cuba seguía con su política de no asistir a las competencias internacionales, así que ese lugar vacante que habían dejado las cubanas lo ocuparon definitivamente las argentinas, alcanzado la tercera final consecutiva en una competencia continental. En la definición por el oro, cayeron ante las locales 24-10 (12-6). De esta forma, se sucedió otro hecho histórico, ya que Argentina asistiría por primera a dos Mundiales de manera consecutiva. Además, iba es la única vez, hasta ahora, que el representativo nacional llegaba a esta competencia en un año que no había Juegos Panamericanos.
Para llegar con horas de roce internacional, algo que había escaseado en los años anteriores, Argentina obtuvo un tercer puesto en la Copa Petrobras disputada en Brasil y que ganaron las dueñas de casa. Las chicas de Zeballos perdieron con el Valencia español, que fue el subcampeón, 25-37 y con las brasileras 26-18. La única victoria la alcanzó ante Canadá por 18-31. Ya más cerca de la época del Mundial, Teramo volvió a recibir a la Selección. El saldo que dejó el paso por Italia fueron 2 triunfos (20-32 y 20-31).
Una vez terminada la estadía italiana, el próximo destino era Rusia, más precisamente la ciudad de San Petesburgo, en donde se disputó íntegramente el Grupo D, que además de Argentina conformaban Rumania, Francia, Macedonia, Ucrania y Camerún. El plantel que había delineado el cuerpo técnico había sufrido, por distintas razones, muchas variantes con respecto al que se había presentado 2 años atrás. Las únicas que quedaron fueron Kogan, Ferrea, Decilo y Romero. El resto eran jugadoras jóvenes que estaban haciendo sus primeras armas en plano internacional. También se había sumado Melisa Bok, que estuvo en 1999 pero no en el 2003.
Rumania era, nuevamente, el rival del debut en la segunda cancha del estadio Yubileyny. Esta vez fue de 31-15 (17-7) para las europeas. Luego vinieron las francesas (11-33) y le siguieron: Macedonia (32-15) y Ucrania (34-17). Para la despedida solo quedaba Camerún, un partido que cortó la sequía de derrotas.
El sábado 10 de diciembre es otra de las fechas importantes en la historia de la Selección femenina porque por fin se obtuvo la primera victoria en un Mundial. Tuvieron que sufrir bastante porque fue 21-20 (10-10). La planilla de aquel choque fue: Celeste Mena (-), Melisa Bok (-), Maricel Bueno (3), Georgina Constantino (1), Mariana Sanguinetti (-), Magdalena Decilo (4), Pilar Romero (1), Bibiana Ferrea (-), Cynthia Basile (-), Valentina Kogan (-), Lucía Fernández (-), Solange Tagliavini (-), Patricia Ces (2) y María Emilia Acosta (4).
Dentro de pocas horas comenzará una nueva aventura mundialista en la cual las chicas buscarán seguir sumando hojas a la historia de la Selección femenina y para demostrarle al Planeta Handball tiene que empezar a ser tenida en cuenta en el concierto internacional.
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