La organización deportiva a nivel mundial en muchas ocasiones se presenta como una maraña muy difícil de desentrañar. El ejemplo más resonante es el del boxeo, que entre los profesionales cuenta con cuatro entidades de relevancia, otras tantas de segundo orden y, además, existe otra que se encarga de manera exclusiva de regular la actividad en el campo amateur. Pero hay otras tantas divisiones que carecen de difusión. Este es el caso de lo que ocurre con el futsal, juego también conocido como fútbol de salón.
La disputa que se da en esta actividad es desigual ya que ambas partes poseen un poderío económico y una estructura organizativa muy dispar. Por un lado esta una de las entidades deportivas con más preponderancia en todo el planeta, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), mientras que por el otro esta la débil y recién nacida Asociación Mundial de Futsal (AMF).
Esta versión reducida del fútbol apareció a comienzos de la década del 30 en Uruguay de la mano del argentino Juan Carlos Ceriani. La idea nació luego de que Ceriani observara que los chicos utilizaban canchas de básquet para despuntar el vicio de patear una pelota, ya que casi no había terrenos libres en las calles de Montevideo. Para crear esta nueva actividad, este profesor de educación física de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ) tomó elementos del básquet, del handball, del waterpolo y, por supuesto, del fútbol.
Al igual que lo ocurrido con el voley y el básquet, el futsal se empezó a expandir por el resto del continente sudamericano de la mano de la ACJ y ganó muchos adeptos en Brasil y en Argentina. Luego pasó a Europa en donde fue muy bien recibido en lugares como Holanda o Rusia, ya que les permitía a los jugadores continuar en actividad a pesar de las bajas temperaturas que reinan durante el invierno en esos países. El arribo del futsal al Viejo Continente fue el puntapié inicial para llegar a otros lugares del globo.
Ante la notoria expansión del futsal, apareció la obligación de crear de una entidad a nivel internacional para que se encargara de fomentar y regular el deporte porque no existía un reglamento fijo. Esta necesidad fue saciada por los brasileños Joao Latufo y Julián Haranczyk cuando en 1971 crearon la Federación Internacional de Futsal (FIFUSA), con sede en la ciudad de San Pablo.
A lo largo de su corta historia, esta institución adquirió reconocimientos de diferentes entidades deportivas a nivel mundial como, por ejemplo, varios Comités Olímpicos nacionales, pero ninguno con peso dentro del Comité Olímpico Internacional (COI). Esta situación llevó a que la FIFUSA no fuera muy tenida en cuenta dentro del contexto de las federaciones deportivas internacionales y esto, además, dificultó su existencia.
A mediados de la década del 80, la FIFA empezó a fijar su atención en esta nueva variante del fútbol y creó la Comisión de Fútbol 5 para organizar algunos torneos. Pero el nivel de estas competencias eran muy pobres y por esta razón comenzó a presionar a la FIFUSA para que se integrara a sus filas. Según la entidad que en ese momento presidía el brasileño Joao Havelange, “todo lo que es fútbol nos pertenece”. A esta autoritaria posición, desde Brasil retrucaban: “el futsal es un deporte diferente al fútbol”.
Con motivo de la celebración del centenario de la federación holandesa de fútbol, la FIFA organizó en 1989 su primer mundial de futsal que quedó en poder de Brasil. La FIFUSA ya había tenía una competencia similar desde 1982.
La disputa que se da en esta actividad es desigual ya que ambas partes poseen un poderío económico y una estructura organizativa muy dispar. Por un lado esta una de las entidades deportivas con más preponderancia en todo el planeta, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), mientras que por el otro esta la débil y recién nacida Asociación Mundial de Futsal (AMF).
Esta versión reducida del fútbol apareció a comienzos de la década del 30 en Uruguay de la mano del argentino Juan Carlos Ceriani. La idea nació luego de que Ceriani observara que los chicos utilizaban canchas de básquet para despuntar el vicio de patear una pelota, ya que casi no había terrenos libres en las calles de Montevideo. Para crear esta nueva actividad, este profesor de educación física de la Asociación Cristiana de Jóvenes (ACJ) tomó elementos del básquet, del handball, del waterpolo y, por supuesto, del fútbol.
Al igual que lo ocurrido con el voley y el básquet, el futsal se empezó a expandir por el resto del continente sudamericano de la mano de la ACJ y ganó muchos adeptos en Brasil y en Argentina. Luego pasó a Europa en donde fue muy bien recibido en lugares como Holanda o Rusia, ya que les permitía a los jugadores continuar en actividad a pesar de las bajas temperaturas que reinan durante el invierno en esos países. El arribo del futsal al Viejo Continente fue el puntapié inicial para llegar a otros lugares del globo.
Ante la notoria expansión del futsal, apareció la obligación de crear de una entidad a nivel internacional para que se encargara de fomentar y regular el deporte porque no existía un reglamento fijo. Esta necesidad fue saciada por los brasileños Joao Latufo y Julián Haranczyk cuando en 1971 crearon la Federación Internacional de Futsal (FIFUSA), con sede en la ciudad de San Pablo.
A lo largo de su corta historia, esta institución adquirió reconocimientos de diferentes entidades deportivas a nivel mundial como, por ejemplo, varios Comités Olímpicos nacionales, pero ninguno con peso dentro del Comité Olímpico Internacional (COI). Esta situación llevó a que la FIFUSA no fuera muy tenida en cuenta dentro del contexto de las federaciones deportivas internacionales y esto, además, dificultó su existencia.
A mediados de la década del 80, la FIFA empezó a fijar su atención en esta nueva variante del fútbol y creó la Comisión de Fútbol 5 para organizar algunos torneos. Pero el nivel de estas competencias eran muy pobres y por esta razón comenzó a presionar a la FIFUSA para que se integrara a sus filas. Según la entidad que en ese momento presidía el brasileño Joao Havelange, “todo lo que es fútbol nos pertenece”. A esta autoritaria posición, desde Brasil retrucaban: “el futsal es un deporte diferente al fútbol”.
Con motivo de la celebración del centenario de la federación holandesa de fútbol, la FIFA organizó en 1989 su primer mundial de futsal que quedó en poder de Brasil. La FIFUSA ya había tenía una competencia similar desde 1982.
Gracias a un poderoso aparato económico y de marketing, la FIFA superó de forma amplia al nivel de juego que se practicaba en la FIFUSA y el futsal adquirió mayor popularidad en todo el mundo, en especial en Brasil, Italia y España, que inmediatamente se destacaron como las grandes potencias. Los mismos países ya se destacaban en FIFUSA.
En reiteradas ocasiones, la FIFA intentó incorporar a la FIFUSA a sus filas para que la división dejara de existir. Inclusive, en varias oportunidades, desde Suiza se afirmó que la FIFUSA se había incorporado a la filas de la entidad nacida en 1904. Pero desde San Pablo se encargaban de contradecir esta afirmación una y otra vez.
Ante la debilidad de FIFUSA, algunos dirigentes cedieron a la presión y cambiaron de bando. Por esta razón, la entidad con sede en Brasil perdió aún más fuerza y su existencia comenzó a pender de un hilo muy fino. El 28 de noviembre de 2002, la FIFUSA dejó de existir porque la situación se hacía insostenible. Pero la mayoría de los dirigentes no dieron el brazo a torcer.
El 1 de diciembre de ese mismo año, esos incansables directivos, más el agregado de algunos nuevos, crearon la AMF, que se encargó de tomar la posta de lo que dejó la desaparecida entidad madre del futsal. Además de cambiar el nombre, abandonaron San Pablo y se instalaron en la ciudad paraguaya de Asunción, pero con los mismos objetivos de siempre: difundir el futsal a pesar de las dificultades.
La FIFA, por su parte, continúa con el desarrollo de una actividad que cada año gana más adeptos en todo el mundo. Con miras hacia el futuro, Josepp Blater y compañía tienen pensado fomentar el futsal entre las mujeres e incorporarlo al Programa Olímpico para que el negocio sea aún más rentable.
Sin dudas, en esta puja la FIFA corre con una ventaja muy amplia a la hora de desarrollar al futsal ya que es una marca registrada en el mundo deportivo y tienen acceso a lugares que la AMF no tiene, pero a pesar de esto desde Paraguay no dejar de pelear por lo que creen que a ellos les pertenece.
En reiteradas ocasiones, la FIFA intentó incorporar a la FIFUSA a sus filas para que la división dejara de existir. Inclusive, en varias oportunidades, desde Suiza se afirmó que la FIFUSA se había incorporado a la filas de la entidad nacida en 1904. Pero desde San Pablo se encargaban de contradecir esta afirmación una y otra vez.
Ante la debilidad de FIFUSA, algunos dirigentes cedieron a la presión y cambiaron de bando. Por esta razón, la entidad con sede en Brasil perdió aún más fuerza y su existencia comenzó a pender de un hilo muy fino. El 28 de noviembre de 2002, la FIFUSA dejó de existir porque la situación se hacía insostenible. Pero la mayoría de los dirigentes no dieron el brazo a torcer.
El 1 de diciembre de ese mismo año, esos incansables directivos, más el agregado de algunos nuevos, crearon la AMF, que se encargó de tomar la posta de lo que dejó la desaparecida entidad madre del futsal. Además de cambiar el nombre, abandonaron San Pablo y se instalaron en la ciudad paraguaya de Asunción, pero con los mismos objetivos de siempre: difundir el futsal a pesar de las dificultades.
La FIFA, por su parte, continúa con el desarrollo de una actividad que cada año gana más adeptos en todo el mundo. Con miras hacia el futuro, Josepp Blater y compañía tienen pensado fomentar el futsal entre las mujeres e incorporarlo al Programa Olímpico para que el negocio sea aún más rentable.
Sin dudas, en esta puja la FIFA corre con una ventaja muy amplia a la hora de desarrollar al futsal ya que es una marca registrada en el mundo deportivo y tienen acceso a lugares que la AMF no tiene, pero a pesar de esto desde Paraguay no dejar de pelear por lo que creen que a ellos les pertenece.
Foto 1: Partido entre Brasil y Ucrania en el Mundial de FIFA China Taipei 2004. (FIFA.com)
Foto 2: Partido de la selección argentina bajo las reglas de la AMF. (http://www.fefusamendoza.com)
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